lunes, 6 de agosto de 2012

Cuáles son tus intensiones

Se me fue el mes de Julio en blanco, pero acá estoy de nuevo.

El evangelio del día de ayer es realmente una llamada de atención de esos que nos dejan perplejos o al menos reflexivos.

La pregunta clave que nos hace el Señor es: ¿ustedes porque vienen a mi?

Hoy hace la misma pregunta. Hay quienes buscan al Señor como si fuera un chaman curandero, al mejor corte de la "new age" y los nuevos gnósticos, otras personas le buscan para que les acepte su estilo de vida, otros buscan un genio de la lámpara, otras personas solo cuando están mal o al contrario cuando todo anda bien.

Pero Jesús se detiene a preguntarnos, a interrogar nuestras intenciones. Igual que el pueblo de Israel le reclama al Señor en el desierto deseando volver a su vieja vida, nosotros muchas veces buscamos a Jesús para pedir, pero una vez que obtenemos lo que queremos nos olvidamos de dar las gracias.

Sin embargo, a nosotros nos debe mover el amor, solo ello debe ser nuestro norte. Ir a misa por amor, ayudar a otros por amor, servir, catequizar, evangelizar, trabajar, perdonar y todo por amor.

Ojalá podamos ver a Jesús a su rostro y decirle te sigo por amor no por interés. Basta ver sus signos más grandes para darle toda nuestra vida, amanecer cada día, comer, escribir, ver, escuchar, respirar, en fin: estar.

Somo por El y estamos por El, somos reflejos de El.

No importa pedir cosas a Dios o incluso no entender su voluntad, pues si no le pedimos a El ¿a quién? Tampoco somos seres omnisapientes para entender a Dios, pero recordando que al final siempre estamos en sus manos.

Para seguirle como El nos pide, preguntémonos ¿cuál es mi intensión? ¿qué me mueve a seguirte?

Acá les dejo esta hermosa Oración de Santa Teresa de Ávila, que resumen lo dicho:

"No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte. 

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte. 

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera".


Les quiere Osva.

Con y Por Amor