jueves, 20 de septiembre de 2012

Fantasear...!


Fantasear…

Hoy deseo retomar los sueños de la niñez, las fantasías creadoras de mundos propios, llenos de aventura y alegría. No se trata en mi caso de volver a ser un niño si no de disfrutar de este privilegio mientras soy adulto.

Cuando veo los ojos de mi hijo, su brillo y su sonrisa, quisiera observar el mundo a través de esas redondas ventanas. 

Muchas veces se oye decir que lo mejor que podemos heredar a nuestros hijos es la educación, sin embargo aunque es importante, creo que el mejor legado consiste en ayudarles a conservar su capacidad de soñar, imaginar y fantasear. Todos alabamos la inocencia de los niños, pero cuando creces, si eres inocente te subrayan como tonto o persona poco maliciosa e incluso de inaptado para este mundo real. Sin embargo, la inocencia de los niños consiste en creer que sus sueños se pueden realizar, que sus fantasías aunque sea por un breve instante conviven con este mundo “real”, ¿por qué matar este principio? ¿acaso no es el mismo principio que ha guiado a los grandes genios de la historia?

Hoy gozo con los momentos en los que parezco distraído, porque por un instante el famoso niño interno, ha robado un espacio de mi tiempo para recordarme mis sueños, para transportarme a su mundo, al igual que cuando mi hijo me lleva a su cuarto, a su mundo, para inventar, para imaginar, para hacer posible lo que queramos.

Creo que a todos con cierta frecuencia nos rescata nuestro niño de las rutinas, el estrés o el cansancio, para hacernos recordar nuestros anhelos, no solo para hacer memoria, sino para incentivarnos a lograrlos. La diferencia de un niño y de un adulto en este caso, radica en que el adulto ahora posee lo necesario para hacer de las fantasías de sus niñez parte de este mundo real, para transformarlo y hacerlo cada día mejor.
Sueña, desea, fantasea, imagina y crea… Estas son palabras que le deseo repetir a mi hijo. No le diré que luche por sus sueños, pues cuando luchamos por algo es porque no lo poseemos, pero lo cierto es que nuestros sueños serán siempre nuestros. Le diré que los construya para transformar, que los disfrute y sobre todo que los contagie.

Y vos ¿a qué soñás? ¿a qué jugabas en tu infancia? ¿Qué de tu imaginación quieres traer a este mundo real para transformarlo en un mejor lugar? Yo creo que si se puede… ¿y vos?

Con y Por Amor