En una ocasión los
Apóstoles de Jesús discutían por el camino sobre quién era más
importante en el Reino de Dios Jesús conociendo de esta conversación
les pregunta ¿de qué hablaba en el camino? Sin embargo lo que
obtuvo como respuesta fue un silencio pues estaban avergonzados.
Marcos 9, 33-37
Aunque muchas veces
no nos demos cuenta venimos hablando por el camino de cosas sin
sentido que nos alejan de la verdadera misión que Cristo nos ha
encomendado en la construcción de la Civilización del Amor, debemos
por ende detenernos en el camino y preguntarnos de qué estamos
hablando; pues dependiendo de lo que hablemos así nos verán los
demás y así será nuestro ejemplo.
¿Vos de que andas
hablando mientras estudias, mientras trabajas o vives tu relación de
pareja? ¿Qué es lo que andas construyendo con tu boca? Hemos de
saber que nuestras palabras pueden ser un martillo, que puede servir
tanto para construir hermosas obras, como para destruirlas. ¿si hoy
nos pregunta Jesús sobre nuestras conversaciones en el camino,
nuestra respuesta sería un silencio avergonzado? ¿No le podríamos
contestar abiertamente sobre que cosas hablamos?
Pues lo cierto es
que ya sabe las cosas que hablamos, nos interroga no para hacernos
sentir culpables, nos interroga para tomar conciencia de nuestras
palabras por nosotros mismos, que nos escuchemos a nosotros mismos.
Él sabe que nos pueden repetir mil veces las cosas de las que no
debemos hablar y no hacemos caso, por eso prefiere lanzarte una
pregunta para que seas tu mismo quien encuentre la respuesta.
Adelante y que esta
reflexión nos lleve a tener mejores conversaciones en nuestro camino
de la vida…
Les quiere… Osva.