martes, 23 de marzo de 2010

El se levanta sobre todo...

Se levanta sobre tus problemas!

Números 21,4-9
En aquellos días, desde el monte Hor se encaminaron los hebreos hacia el mar Rojo, rodeando el territorio de Edom. El pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: "¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo." El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: "Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes." Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: "Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla." Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.

¿Cuántos sueños, metas y proyectos hemos puestos en manos de Dios para que nos ayude alcanzarlos? ¿Cuántas veces le pedimos que nos saque de un problema enorme que tenemos? ¿Cuántas veces hemos llorado de desesperación para que nos atiende y escuche? Prácticamente hacemos esto todos los días, es algo constante y también es cierto que El nos responde... Pero ¿cuántas veces te ha contestado de la forma en la que menos esperabas?

Si exactamente, El suele ser más creativo que nosotros en las soluciones que da nuestros problemas... y dentro de su plan estratégico para resolver esa situación muchas veces parece que todo se enreda más de la cuenta... y solemos reclamarle: “Dios qué paso no se suponía que me ibas a ayudar, esto está cada vez más difícil e insoportable... ¿sabes qué? No me ayudes más dejémoslo hasta aquí...”

Lo que suele pasar cuando intentamos solos es que solemos hacer el problema más grande de lo que era... Es como cuando no queremos llevar un electrodoméstico a arreglar a ningun taller donde un experto pueda repararlo, decimos: “eso no es nada, yo puedo solo para que gastar dinero” Y cuando nos damos cuenta terminamos llevando el aparato al taller con más daños que al principio o comprando uno nuevo.

Bien al pueblo de Israel le paso la misma historia, desobedeció y se encontró con más problemas, no tanto por castigo divino sino por consecuencias de sus propias acciones... Y todo tiene un elemento común: El Orgullo.

¿Cuántas veces por orgullo rechazamos la ayuda de Dios, que llega a nosotros en la Oración, los sacramentos, los amigos o la familia? En tiempos de Moisés, el intercedió ante Dios por su pueblo y levantó una serpiente de bronce para que todo mordido por la serpiente se sanara. Tiempo después, ya no se levanta una serpiente de bronce para sanar una mordida, se levanta Jesucristo en una Cruz para sanar del veneno del pecado a todo aquel que lo mire y crea en El.

Cuando sintamos esa terrible inclinación de rechazar la mano de Dios, cuando sintamos que todo estaba bien como estaba antes, que experimentamos la sensación de volver al pasado y nunca haber cambiado y quedarme en la comodidad de mi pecado, cuando estemos fatigados de tantor andar y sentir que avanzamos poco... Miremos la Cruz, contemplemos ese trono de madera....tomemos fuerza y recordemos por quién hacemos las cosas!!!


Saludos y Bendiciones

1 comentario:

  1. Bendiciones Hermano!
    Esta lectura es siempre todo un enigma para mí... Me hace pensar en los israelitas que murieron antes de que la serpiente de bronce fuera hecha, y también pienso en aquellos que fueron mordidos y que ahí en su sufrimiento volvían a clamar a Dios por perdón... Moisés se levanta una vez más para interceder ante Dios por ese pueblo vulnerable y sin fe.
    Y nosotros también somos así.

    No sé si recuerdas, pero yo soy de las personas que me gusta decir: he trabajado duro por lo que quiero, y siempre Dios ha estado guiándome, pero prefiero mil veces llevar la carga en mis hombros que andar preocupando a Dios con mis tonteras. Como dice el dicho popular: A Dios rogando y con el mazo dando... No concibo aún el no usar lo que Dios me ha dado para salir adelante, y con esto poder también ayudar a los demás. Y sólo en el caso en que me sienta totalmente undida, es cuando levanto los ojos al Señor, no por ayuda, porque Él siempre me ayuda, sino para entregarle todo, pues yo ya no soy capaz de seguir adelante... todo por mi orgullo.
    Es una muy bella reflexión la que haces, especialmente en este tiempo de cuaresma. Me hizo reflexionar qué he hecho en estos días, con mi propio desierto.
    Dios te bendiga Osva... Shalom mizpa!

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